El cabeceo es una práctica tradicional en el tango utilizada para invitar a bailar de manera discreta y respetuosa. Consiste en un intercambio visual entre dos personas en la milonga (entendida como el espacio de baile) que desean bailar juntos.
Hay quienes creen que es una practica antigua y que hoy no debe de aplicarse pero, como todo, pueden haber excepciones, por ejemplo cuando las personas son amigos y están cerca. Pero por lo general los que valoramos el cabeceo vemos en este un ritual muy importante y no lo condenamos por una ideología de genero impuesta por la política del momento.
El cabeceo permite:
Discreción: ya que permite a las personas aceptar o rechazar una invitación sin la incomodidad de un rechazo verbal directo.
Cortesía: porque mantiene el respeto mutuo y la armonía en la milonga.
Eficiencia: porque facilita las invitaciones a bailar, por ejemplo cuándo estamos lejos, sin interrupciones verbales ni personas que camina por la sala y evita que alguien se sienta presionado a aceptar una invitación no deseada.
No es un acto machista, como opinan algunos, porque también la mujer puede, de una cierta forma, “hacer el cabeceo”. Lo he puesto entre comillas porque en realidad no hace el cabeceo sino que busca la mirada del hombre con el que quiere bailar para que este le proponga un cabeceo al cual ella dirà obviamente que sí. Y si el hombre no quiere obviamente desviara la mirada y de forma sutil ella habrá entendido. Por lo tanto la posibilidad de invitar y de hacerse invitar se equivalen.
Me gusta ver el lado no tangible de las cosas, aunque soy una persona muy practica, siempre observo el lado espiritual/metafisico para asi poder comprender lo que esta mas alla y valorar mas. En este caso el cabeceo, la posibilidad de conectarse con la mirada es algo muy poderoso. Los ojos son la puerta del alma, asi que alli esta la verdadera conexión. Cuando dos personas cruzan la mirada y nace el deseo de invitar a bailar o de responder de forma afirmativa por algo es, nos dice que hay algo allí para nosotros, quizás una enseñanza o simplemente la posibilidad de bailar un hermosos tango.
Entonces recuerda:
Un cabeceo no es solo una invitación para bailar.
Son dos almas afines
Que se encuentran para CREAR un TANGO
Por esto, intenta utilizar mas el cabeceo y te darás cuenta que es hermoso poder bailar luego de haber conectado verdaderamente, visualmente con la otra persona.
Asi fue cuando en 2006 en la milonga “Niño Bien” en Buenos Aires, Oscar me invitó a bailar una tanda de Pugliese.
Volvamos a la practica y aquí te explico el proceso del cabeceo paso a paso:
1. Contacto Visual: El hombre (aunque hoy en día puede ser cualquier persona que quiera invitar a bailar) busca el contacto visual con una mujer (o quien quiera invitar) en la pista de baile o en los alrededores.
2. Señal: Una vez que el contacto visual se establece, el hombre hace un leve movimiento de cabeza (de ahí el término "cabeceo") para invitar a la mujer a bailar.
3. Respuesta: Si la mujer está interesada en bailar, responde con una sonrisa y un movimiento de cabeza afirmativo. Si no está interesada, simplemente desvía la mirada.
4. Encuentro en la Pista: Tras la aceptación, ambos se acercan a la pista de baile para comenzar la tanda (un conjunto de tres o cuatro canciones del mismo estilo musical).
En este video puedes ver un cabeceo:
En este video se ve un cabeceo y a su vez una invitación verbal (por cuestiones teatrales) pero pueden ver mas claramente la forma de hacer un cabeceo y de responder a el:
Aqui tienes el video de una clase donde al comienzo de la demostración del paso lo puedes ver a Oscar haciendo un cabeceo y yo caminado a su encuentro.
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